martes, 26 de marzo de 2024
EDVARD MUNCH: EL GRITO
martes, 12 de septiembre de 2023
Grazyna Chrostowska (Lublin, Polonia, 1921- campo de concentración de Ravensbrück, Alemania, 1942)
Piedras
Me gustaba contemplar las piedras,
domingo, 25 de julio de 2021
Bertha Kling (1907-1978 )
lunes, 26 de abril de 2021
Margaret Atwood ( Ottawa, 1939 )
Siempre ha habido muñecas
viernes, 30 de marzo de 2018
John Ciardi ( 1916, Boston, Massachusetts-1986, Metuchen, Nueva Jersey )
Josef Stein, poeta, salió de Dachau,
en parte como una resurrección, mientras las ochenta libras
de la otra parte todavía están en su invisible sepultura.
un caldo, después una medicina, después
una dieta y con el tiempo y la entretejida compasión
los huesos expuestos fueron sepultados de nuevo en la carne,
hombre y poeta, se levantó, caminó e incluso pudo
engendrar, y lo hizo, y más tarde murió de otras causas,
sólo en parte atribuibles a su primera muerte.
que los extraños no podían decir que una vez había muerto.
Volvió a su puesto en la librería, bebió su cerveza,
publicó tres poemas en una revista francesa,
En el transcurso de una noche escribió tres proposiciones:
que el infierno es la negación de lo corriente. Que nada perdura.
Que el limpio papel en blanco que espera debajo de una pluma
Versión de Jonio González
The gift
In 1945, when the keepers cried kaput
Like half a resurrection, his other half
eighty pounds still in their invisible grave.
a broth, and then a medication, and then
a diet, and all in time and the knitting mercies,
the showing bones were buried back in flesh,
man and poet, rose, walked, and could even
beget, and did, and later died of other causes
only partly traceable to his first death.
that strangers could not tell he had died once.
He returned to his post in the library, drank his beer,
published three poems in a French magazine,
In the spent of one night he wrote three propositions:
That Hell is the denial of the ordinary. That nothing lasts.
That clean white paper waiting under a pen
en “The Collected Poems of John Ciardi”, University of Arkansas Press, 1997.
pero la abeja me asombraba y la riqueza del viento
era casi creíble. Oyendo la risa de una urraca
al cruzar un pueblo fantasma en Wyoming, diciendo Hola
en Cambridge, comiendo queso junto al espumoso Rin,
asomándome al plexiglás sobre Tokio,
fui incapaz de construir una vida con todas
las existencias que perseguí. La abeja sin embargo
me asombraba, y no me preocupaba pedir
cuentas al viento. Sólo una vez, en Pompeya,
me sumí en un sueño que entendí,
y desperté para descubrir que no había perdido el rumbo.
Versión de Jonio González
I did not have exactly a way of life
but the bee amazed me and the wind’s plenty
was almost believable. Hearing a magpie laugh
through a ghost town in Wyoming, saying Hello
in Cambridge, eating cheese by the frothy Rhine,
leaning from plexiglass over Tokyo,
I was not able to make one life of all
the presences I haunted. Still the bee
amazed me, and I did not care to call
accounts from the wind. Once only, at Pompeii,
I fell into a sleep I understood,
and woke to find I had not lost my way.
domingo, 26 de junio de 2016
Marusa Krese ( 1947, 2013 ) Liubliana, Eslovenia
Lo recuerdo todo.
Recuerdo aquella minúscula felicidad.
El susurro.
El pedazo de cielo soleado,
el ímpetu y la busca de la felicidad,
las risas y el oleaje del mar,
la arena fina y el barco de papel,
el viento cansado y la belleza engañosa.
Lo recuerdo todo.
Todo, verdaderamente todo,
hasta el momento
en que la noche se acercó con sigilo a la inquietud
y abrió la puerta a la soledad.
trad. del inglés al castellano, Jonio González.
Azerbaquian 2006
The sea, the boats, the sun.
I remember everything.
I remember that tiny happiness.
The whispering.
The patch of a sunny sky,
the rush and pursuit of happiness,
the laughter and the surf of the sea,
the fine sand and the paper boat,
the tired wind and the deceptive beauty.
I remember everything.
Everything, really everything,
until the moment
the night crept up on the unrest
and opened the door to solitude.
Trad. del esloveno al inglés, Tina Mahkota y Breda Biščak
sábado, 13 de marzo de 2010
Salvatore Quasimodo (Siracusa 1901, Napoles 1968)
Color de lluvia y de hierro
Decías: muerte silencio soledad;
como amor, vida. Palabras
de nuestras provisorias imágenes.
Y el viento se ha alzado leve cada mañana
y el tiempo color de lluvia y de hierro
ha pasado sobre las piedras,
sobre nuestro cerrado zumbido de malditos.
La verdad todavía está lejos.
Y dime, hombre quebrantado en la cruz,
y tú, el de las manos hinchadas de sangre,
¿qué le contestaré a los que preguntan?
Ahora, ahora: antes de que más silencio
entre en los ojos, antes de que más viento
se alce y más herrumbre florezca.
traducido por Narváez, Carlos López
Colore di pioggia e di ferro
Dicevi:morte, silenzio, solitudine;
come amore, vita. Parole
delle nostre provvisorie immagini.
E il vento s'è levato leggero ogni mattina
e il tempo colore di pioggia e di ferro
è passato sulle pietre,
sul nostro chiuso ronzio di maledetti.
Ancora la verità è lontana.
E dimmi, uomo spaccato sulla croce,
e tu dalle mani grosse di sangue,
come risponderò a quelli che domandano?
Ora, ora: prima che altro silenzio
entri negli occhi, prima che altro vento
salga e altra ruggine fiorisca.
Ya vuela la flor magra
No sabré nada de mi vida,
oscura monótona sangre.
No sabré a quién amaba, a quién amo,
ahora que estrecho, reducido a mis miembros,
en el dañado viento de marzo
enumero los males de los días descifrados.
Ya vuela la flor magra
desde las ramas. Y yo espero
la paciencia de su vuelo irrevocable.
en “Y enseguida anochece”, Orbis, Barcelona, 1985. Trad. Carlo Frabetti
Già vola il fiore magro.
Non sapró nulla della mia vita,
oscuro monotono sangue.
Non sapró chi amavo, chi amo,
ora che qui stretto, ridotto alle mie membra,
nel guasto vento di marzo
enumero i mali dei giorni decifrati.
Già vola el fiore magro
dei rami. Ed io attendo
la pazienza del suo volo irrevocabile.
Y enseguida anochece
Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra
traspasado por un rayo de sol:
y enseguida anochece.
Ed è Subito Sera
Ognuno sta solo sul cuor della terra
trafitto da un raggio di sole:
ed è subito sera.
Imitación de la alegría
Donde los árboles aún
más desolada hacen la tarde,
al tiempo que indolente
se ha desvanecido tu último paso,
aparece la flor
en los tilos y persiste en su suerte.
Buscas sentido para tus afectos,
encuentras el silencio en tu vida.
Otro destino me revela
el tiempo reflejado. Me pesa
como la muerte, la belleza
que en otros rostros brilla.
He perdido toda cosa inocente,
incluso en esta voz, que sobrevive
para imitar la alegría.
Imitazione della gioia
Dove gli alberi ancora
abbandonata piú fanno la sera,
come indolente
è svanito l'ultimo tuo passo,
che appare appena il fiore
sui tigli e insiste alla sua sorte.
Una ragione cerchi agli affetti,
provi il silenzio nella tua vita.
Altra ventura a me rivela
il tempo specchiato. Addolora
come la morte, bellezza ormai
in altri volti fulminea.
Perduto ho ogni cosa innocente,
anche in questa voce, superstite
a imitare la gioia.
Auschwitz
Allá abajo, amor, en Auschwitz, lejos
del Vístula, a lo largo de la llanura nórdica.
en un campo de muerte: fría, fúnebre,
la lluvia sobre la herrumbre de los postes
y los revoltijos de alambre de las cercas:
ni árboles ni pájaros en el aire gris
o en nuestro pensamiento, sino inercia
y dolor que la memoria abandona
a su silencio sin ironía o ira.
Tú no quieres elegías, lirismos: sólo
razones de nuestra suerte, aquí,
tú, tierna a los obstáculos de la mente,
insegura ante una presencia
clara de vida. Y la vida está aquí,
en cada negación que certeza parece:
aquí oiremos llorar al ángel, al monstruo,
nuestras horas futuras
golpear el más allá, que aquí está, eterno
y en movimiento, no en una imagen
ensoñada, de posible piedad.
Y aquí la metamorfosis, aquí los mitos.
Sin nombres de símbolos o de un dios,
son crónicas, lugares de la tierra,
son Auschwitz, amor. ¡De qué manera súbita
se mutaron en sombrío humo
los amados cuerpos de Alfeo y Aretusa!
De aquel infierno que se abría
con la blanca inscripción “El trabajo os hará libres”,
salió con continuidad el humo
de miles de mujeres empujadas afuera,
al alba de los tugurios contra el muro
del tiro al blanco o ahogadas gritando
misericordia al agua con sus bocas
de esqueleto bajo las lluvias de gas.
Tú las encontrarás, soldado, en tu
historia bajo formas de ríos, de animales,
¿o también eres tú ceniza de Auschwitz,
medalla de silencio?
Quedan largas trenzas encerradas en urnas
de cristal aún ceñidas por amuletos
e infinitas sombras de pequeños zapatos
y bufandas de hebreos, son reliquias
de un tiempo de sabiduría, de sapiencia
del hombre hecho a la medida de las armas,
son los mitos, nuestras metamorfosis.
Sobre los espacios en los que el amor y llanto
y piedad se marchitaron, bajo la lluvia,
allá abajo, se rebelaba un no dentro de nosotros,
un no a la muerte, muerta en Auschwitz,
para no repetirme desde aquella fosa
de cenizas, la muerte.
Traduccion Jonio Gonzalez
Auschwitz
Laggiu’, ad Auschwitz, lontano dalla Vistola,
amore, lungo la pianura nordica,
in un campo di morte: fredda, funebre,
la pioggia sulla ruggine dei pali
e i grovigli di ferro dei recinti:
e non albero o uccelli nell’aria grigia
o su dal nostro pensiero, ma inerzia
e dolore che la memoria lascia
al suo silenzio senza ironia o ira.
Tu
non vuoi elegie, idilli: solo
ragioni della nostra sorte, qui,
tu, tenera ai contrasti della mente,
incerta a una presenza
chiara della vita. E la vita e’ qui,
in ogni no che pare una certezza:
qui udremo piangere l’angelo il mostro
le nostre ore future
battere l’al di la’, che e’ qui, in eterno
e in movimento, non in un’immagine
di sogni, di possibile pieta’.
E qui le metamorfosi, qui i miti.
Senza nome di simboli o d’un dio,
sono cronaca, luoghi della terra,
sono Auschwitz, amore. Come subito
si muto’ in fumo d’ombra
il caro corpo d’Alfeo e d’Aretusa!
Da quell’inferno aperto da una scritta
bianca: «Il lavoro vi rendera’ liberi»
usci’ continuo il fumo
di migliaia di donne spinte fuori
all’alba dai canili contro il muro
del tiro a segno o soffocate urlando
misericordia all’acqua con la bocca
di scheletro sotto le docce a gas.
Le troverai tu, soldato, nella tua
storia in forme di fiumi, d’animali,
o sei tu pure cenere d’Auschwitz,
medaglia di silenzio?
Restano lunghe trecce chiuse in urne
di vetro ancora strette da amuleti
e ombre infinite di piccole scarpe
e di sciarpe d’ebrei: sono reliquie
d’un tempo di saggezza, di sapienza
dell’uomo che si fa misura d’armi,
sono i miti, le nostre metamorfosi.
Sulle distese dove amore e pianto
marcirono e pieta’, sotto la pioggia,
laggiu’, batteva un no dentro di noi,
un no alla morte, morta ad Auschwitz,
per non ripetere, da quella buca
di cenere, la morte.
En «Il falso y vero verde» – «Quando cadderogli alberi
e le mura» – 1949 – 1955