viernes, 29 de diciembre de 2017

José Luis Díaz-Granados (Santa Marta, Colombia ,1946)





Fiesta invisible

Hoy he vuelto a ver a mi padre
treinta años después de haberlo acompañado
a la estación del silencio.
Y me he encontrado con un hombre muy joven,
concentrado sobre sus papeles,
inclinado sobre sus palabras,
fumando silencioso, impecable, sereno.
He vuelto a verlo.
Su presencia me ha visitado
durante algunos breves y largos minutos,
y han resurgido canciones e imágenes.
Le he hablado de mis hijos,
de mi nieto reciente.
Y me ha mostrado gestos y signos de regocijo
y de radiante ternura.
Hemos vuelto a recordar sus predicciones políticas
sobre América, y, como siempre, ha acertado.
Ha bebido sólo la mitad de la copa
y con nostálgico ademán se ha marchado de nuevo.
De pronto, viendo con estupor
cómo se escapaba de mi vista su fantasma,
me he encontrado a mí mismo
sediento de aire, oloroso a otro tiempo,
regocijado y a punto de llorar
en el momento en que mi niñez dejaba de existir nuevamente,
y me he mirado en el espejo
de ese rostro que mi inquietud habita
y he vuelto a ver el rostro de mi padre,
amoroso e inocente,
como si en la estación del silencio,
esta noche, y sólo por esta noche,
estuvieran de fiesta.

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